Jugando a la magia, levantaba la perdiz y rezaba.
Su papel cortaziano, llenando de incertidumbre mis días.
Creía que iba a darse algún tipo de carácter cósmico.
Que le diera origen al principio. Que le trajera final a todo lo otro.
Entre el café en jarrito y el café con leche, me preguntaba.
Si cuando la era cambiaba estaba preparado para una noche larga.
Sentía que era para mucho pero nunca imaginé qué tanto.
Que algunas duran un solo capítulo. Que otras son para toda la vida.
Postales - martes, veintiseis de junio de 2012