Deja que el deseo se cole en el seno de tu pensamiento ajeno.
Deja que el sueño cultive el señuelo que repita ese evento.
Deja que el arte de verte se convierta en destino pendiente de anhelo.
Deja que la angustia de perderte se haga incertidumbre de tiempo.
Abre los ojos - viernes, cuatro de febrero de 2011