Hipótesis de Jaque

Muevo un peón y creo querer
fundir cada pieza blanca
en tu infinito pelo lacio.

Muevo una pieza y lo veo
el movimiento de tu cuerpo
trapecio alado en el espacio.

Muevo un caballo y te busco
en tu alfil, esbelta, sedienta
de risa de llanto de celo.

Muevo un peón y avanzo
mientras voy calentando el agua
para el té de una mañana
que perdida allá a lo lejos
ya parece impredescible.

Muevo un peón y suspiro
por la ansiedad de volver
mi movimiento progresivo
para acercar año tras año
esbozos de mi alma a tu cuerpo.

Muevo otro peón y espero
que muevas al aire que mece
mi almohada en cada madrugada
en que de nuevo te sueño
mientras no muevo te sueño.

Muevo mi reina y rezo

para que tu torre ya de pronto
no evada esta embestida
de extrañamientos y verdades.

para que tu peón extremo
no escape esta vez
de mi poesía transparente.

para que tu oscuro corcel
no ignore esta vuelta
de mis ganas de verte.

Muevo mi torre adelante
observando tu fotografía
y recuerdo que son otros
los brazos que te mecen ahora.

Y cruzo este mapa a recuadros
con cada uno de mis alfiles
en ambas torres y caballos
mientras cuestiono espejismos
en cada vagón de subte línea A
y cada bar de buenos aires.

Y cuando te tengo acorralada,
maniatada pies y manos
mi ejército invasivo sonríe
con un nudo en el estómago
mariposiento y enredado
avanzo sobre tu reino tiempo.

Y cada pieza de este juego
se recuesta por tu pelo
se desliza por tu vientre
se descose por tu frente
se revuelca por tu ombligo.

Y entonces te miro,
con todas las piezas
que tengo te digo
que te quiero te espero
te susurro «jaque» al oido.

Pero de repente, me doy cuenta
es tu reina, preciosa
la que en diagonal se asoma
y despierta y sorprende
a mi rey de esperanza.

Se repleta de nubes
nuestro tablero soleado
torbellino en mi mente
acabó la partida.

Se convierte en suspiro
nuestro rostro de peros
cuando todas mis piezas
ruedan al suelo.

Se nos hace tan tarde
nuestra relación temida
si todos los días
concluyen en deseo.

Pues, muevo un peón
y empiezo de nuevo.

Retazos - sábado, veintinueve de enero de 2011

Rebotando

Me solté por soltarnos y estoy suelto sin estarlo. Estaba perdido y estabas dormida. Estabas sin estarlo, perdida dormida. Deriva. Excusa de la excusa de la noche a la mañana, trasladando el futuro a otras camas, y otras mañanas, y algunas noches sin casa. Y la esquina de ese sueño en el que finalmente no eras vos quien me abrazaba.

Quería llamar tu atención, y aunque lo intente, no me sale más despreciarte. Y quererte al mismo tiempo. Y perderte al mismo tiempo. Pues me siento lo suficientemente importante, para ser destino en este viaje, y también acompañante. Una cosa sin la otra, es dormirme y no soñarte.

No me sucede. Pero sobre todo, no es mi estilo.

Rayuelas - miércoles, doce de enero de 2011