Cuantas ganas tenía.
Trazar como meta la reconquista de tu confianza.
De tu atención. De tu dulzura.
Planes y sueños entremezclados en tu horas.
Tantas noches de sacrificios.
Tanta fe ciega. Tantos planes b dejados de lado.
Por sorpresas y más sorpresas.
Regalos efectistas que te trajeran de vuelta.
Hasta creí que era un milagro.
Tantas ganas de creer en mi y en que se puede.
Y hasta la necedad tenía magia.
Pero el problema no fueron las ganas.
Cuando de tanto intento llegó el milagro.
Y las ganas fueron cierto.
Y al final, ya no fue nada.
Bitácora Destino - sábado, veinticuatro de julio de 2010