El tipo

«Y vos Benjamín. No hay manera que te puedas sacar de la cabeza a Irene. Y la mina tiene más ganas de casarse que Susanita. Debe tener más de treinta y siete revistas de trajes de novia arriba del escritorio. Se comprometió con fiesta y todo, pero vos seguís esperando el milagro Benjamín. ¿Por qué?»

Porque las voluntades son atemporales. Se cruzan con la vida como los arcoiris unen cielos con cascadas, desdeñando al horizonte. O embelleciéndolo.

Porque siempre supe que estaba ese algo, más allá de todo. Más allá de los cuándos del deseo. De las distancias. Las negaciones. Los desentendimientos y las rendiciones. Algo más allá de nuestros «mirar para otro lado». Más allá de vos y más allá de mi. Algo que inventamos nosotros. Que estamos descifrando. A lo que no renunciamos. A lo que estamos llegando.

Porque me encanta pensar que existe ese algo. Me apasiona. Creer que hay un destino. Que es mayor a esta vida. A las vidas. Creer que los sueños y las señales son parte de ese algo. Que mis elecciones están configuradas en un mapa todo. En un todo de algo.

Porque el milagro no existe. Porque depende de tu puedo y de mi quiero que el TEMO se convierta en TEAMO.

El secreto de sus ojos - lunes, doce de abril de 2010

De eso se trata, «despertate»

Señales hay en todos los sentidos. Están las reiterativas. Las que vienen en canciones. Las que pasan desapercibidas. Las obvias. Las palabras. Los sueños.

Como grietas del presente, traspolan secretos, centros de Dios y colores para hacer del Destino lo que debe ser o lo que pudiera. Están en la radio, en la vereda, en las revistas y el diario, en los desconocidos.

De alguna manera son intuiciones de la mente, que presionan todo el tiempo para escribir una historia. Un giro de 180 grados. O simplemente para saber ser desapercibidas.

Señales era lo que un casi verano, fusionaron el plan de estar juntos, poniendo mi nombre detalante de tu frente. Y el grafiti sobre aquella pared de Morón, frente a la que pasaba el UNO, le terminó de poner fin a lo que nos negamos en dejar caer en las tumbas de la gloria.

Bitácora Destino - jueves, uno de abril de 2010

Diez de abril -minor thing-

Subirse a un auto a ver qué pasa.
En lo profundo de ese dolor de panza.
No querer pensar las consecuencias de esta Semana Santa.
El ciber y la radio, la música y la playa.
Un pequeño detalle hace al Destino, parece magia.
Que él sepa lo que hace, que sepa lo que pasa.
Hacer consciente la decisión y un reajuste por acción.
Saber que cada evento es otro efecto mariposa.

Bitácora Destino - jueves, uno de abril de 2010